Un cuarteto de prestigiosos actores –Jorge Suarez, Luis Machín, Osmar Nuñez, Daniel Fanego- se hace cargo de “Jugadores”, la comedia del catalán Pau Miró que retrata a un grupo de hombres maduros y conflictuados.
La cita es el próximo sábado 27 y domingo 28 de Agosto de 2016 a las 21 hs en el Casino de Neuquén, espacio ubicado en Planas 4005 de la capital neuquina. Las entradas se pueden adquirir a través del sistema de venta on-line ViaTicket.com.ar y tienen un costo de $400 las plateas B y $450 las plateas A.
Sobre la obra
Con aspiraciones a un teatro que algún crítico español muy imaginativo vinculó con autores como Harold Pinter y con una estructura episódica marcada con sobretítulos, la pieza continúa con la moda de las obsesiones personales que caracterizan a buena parte de la producción teatral de hoy.
Hay un peluquero desocupado – Suarez – temeroso de perder a su esposa que le mete los cuernos, un sepulturero -Machín- enamoradísimo de una prostituta ucraniana muy promiscua, un actor fracasado, cleptómano y con latencias homosexuales -Nuñez- y un profesor de matemáticas que no puede huir del fantasma de su padre (Fanego).
Ninguno de los personajes tiene nombre propio y el espectador los conoce por su ocupación, anunciada en los sobretítulos que los van presentando, pero el recurso tiene poca consistencia y aparece como una excusa a la arbitrariedad de sus encuentros.
Es improbable que personas de tan extremas ocupaciones -el sepulturero y el actor, por ejemplo- puedan trenzar una familiaridad que incluye confesiones, disputas, mezquindades, burlas y evidentes deslealtades.
Todas aquellas filias se entrecruzan durante algo más de una hora en un perfil de teatro con que los españoles persiguen la mundaneidad de sus colegas del Broadway intelectualoso actual, con personajes estereotipados y de fácil identificación con el público medio.
Fracasados en todo lo que se proponen, grises, ansiosos de dinero y alcohol, los cuatro dirimen sus vidas en diálogos colectivos o de a dos en forma arbitraria, pero no queda muy clara la razón por la que permanecen unidos y en esa cocina de la casa del matemático, donde la única esperanza es un golpe de suerte.
Falta además -por lo menos en esta versión- la pulsión del juego, la apuesta permanente que supondrían sus conductas, que consisten en cambio en la repetición de acciones fallidas para colmo relatadas con notoria dejadez, como si los que escuchan se desinteresaran por cada relato ajeno.
Si bien tiene diálogos de cierta contundencia -adaptados al porteño por Ignacio Gómez aunque no haya referencias geográficas precisas-, como comedia padece el peor de los defectos, que es no hacer reír y defraudar cuando se espera un remate que, si llega, termina pifiando.
Eso se comprende desde el principio, cuando cuesta mucho interesarse por lo que pasa más allá de la simpatía y el empuje de los actores y los hechos se van produciendo por acumulación pero no hacen crecer la trama.
Con algunos premios en su haber en España, “Jugadores” en su versión porteña deja dudas acerca de la organicidad de su andamiaje, que parece dejar toda la responsabilidad de seducción en los cuatro intérpretes, demasiado calificados para el emprendimiento.
Da la sensación de que el director Nelson Valente no era el más adecuado para liar la trama, juntar a los personajes, distribuir los silencios y armar lo que es la argamasa de un espectáculo, ya que hay baches evidentes, transiciones fallidas y escenas francamente inverosímiles, sobre todo cuando buscan la risa.
Valente tiene una trayectoria estimable a pesar de su juventud, como fundador del Banfield Teatro Ensamble y con obras particulares como “El loco y la camisa”, pero en este caso da la sensación de que el asunto se le va de las manos.
Cabría preguntarse qué sería “Jugadores” en manos de cuatro actores menos avezados y sin la imagen pública que arrastran Suarez, Machín, Nuñez y Fanego, que inevitablemente consiguen simpatías más que nada porque el público los quiere.
Fuente: Télam y AgendaRegional.com