El presidente Javier Milei confirmó que, si la Argentina no logra acceder al financiamiento en los mercados internacionales, utilizará la línea de swap por USD 20.000 millones con el Tesoro de Estados Unidos para afrontar los vencimientos de deuda del año 2026. “En caso de no poder salir al mercado de capitales porque el riesgo país sigue siendo muy alto, haremos los pagos de 2026 utilizando la línea de swap; eso significa tomar deuda para pagar deuda”, sostuvo el mandatario en declaraciones televisivas.
La confirmación llega en un contexto de fuerte presión cambiaria y ante la imposibilidad del Gobierno de recuperar la confianza de los inversores, pese al acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en abril. Según datos oficiales, el año próximo el Ejecutivo deberá afrontar vencimientos por USD 18.182 millones entre capital e intereses, a los que se suman compromisos de provincias, empresas y el Banco Central que elevan el total a casi USD 30.000 millones.
Desde el Banco Central explicaron que los tramos del swap se activarán según las necesidades de la autoridad monetaria y que los fondos podrán utilizarse con “libre disponibilidad”. No obstante, los analistas advierten que el mecanismo no implica una mejora inmediata en las reservas y que su utilización dependerá del visto bueno del Tesoro estadounidense, lo que deja entrever un vínculo más estrecho entre las decisiones económicas locales y la mesa técnica de Washington.
El ministro de Economía, Luis Caputo, detalló que en enero el país deberá abonar USD 4.200 millones en bonos y que, si no se consigue refinanciamiento, se recurrirá a los fondos del swap para garantizar el pago. “Este acuerdo debería reducir el riesgo país”, afirmó. Aun así, el mercado reaccionó con cautela: bonos y acciones que habían iniciado la jornada en alza revirtieron su tendencia, mientras el dólar retomó la presión alcista y se acercó al techo de la banda cambiaria.
El entendimiento con el Tesoro estadounidense fue presentado por el Gobierno como una señal de respaldo y fortaleza financiera, aunque distintos economistas señalan que su verdadero impacto se medirá en el tiempo. De momento, el país obtiene oxígeno para cumplir con sus compromisos externos, pero la estabilidad dependerá de factores políticos y de la evolución del vínculo con el gobierno norteamericano, que desde ahora tendrá una influencia decisiva en el futuro inmediato de la economía argentina.