La Justicia británica imputó a Anthony Williams, de 32 años, por diez cargos de intento de asesinato tras el ataque con arma blanca que dejó once heridos en un tren que viajaba entre Doncaster y Londres. El episodio, ocurrido el sábado, provocó pánico entre los pasajeros antes de que la formación se detuviera de emergencia en Huntingdon, donde el agresor fue detenido por la Policía de Transportes.
Entre las víctimas hay cuatro personas que continúan hospitalizadas, incluido un empleado ferroviario en estado crítico pero estable. También resultó herido el futbolista Jonathan Gjoshe, del club Scunthorpe United. Las autoridades descartaron un móvil terrorista y vinculan al acusado con otras agresiones ocurridas en los días previos en distintas localidades del Reino Unido.
El tribunal de Cambridge dispuso que Williams permanezca en prisión preventiva mientras avanza la investigación. Además de los cargos por intento de asesinato, enfrenta acusaciones por lesiones corporales y agresión a un agente policial. La nueva audiencia fue fijada para el 1 de diciembre.
El caso reavivó el debate sobre la seguridad en el transporte público británico. Sin embargo, el gobierno del primer ministro Keir Starmer descartó reforzar los controles en estaciones, argumentando que una medida similar a la de los aeropuertos no sería “proporcionada ni práctica”.