Con profundo dolor, la ciudad de Cipolletti despide a uno de sus grandes referentes del fútbol: Luis Amorone, quien falleció a los 68 años. El “Cabezón”, como lo conocían, había sido ingresado el domingo pasado tras sufrir una descompensación, y a pesar de los esfuerzos médicos, falleció en la noche del martes.

Amorone dejó una huella imborrable en la defensa Albinegra. Su llegada a Cipolletti en 1978, tras su paso por Estudiantes de La Plata, fue un hito para el club, y rápidamente se ganó el cariño de la hinchada. A lo largo de su carrera, se destacó como un defensor central de gran carácter y liderazgo, formando parte de las dos etapas más recordadas del club.

En su primera etapa en Cipolletti, estuvo de 1978 a 1981, antes de probar suerte en Almirante Brown en los torneos de ascenso. Sin embargo, fue en 1986 cuando regresó al club para ser parte del equipo que estuvo a punto de ascender a la Primera División, dirigido por Cacho Cadars. Junto a figuras como Marcelo Yorno, Guillermo Rivarola, El Flaco Nardoni y Juan Ramón Comas, Amorone fue parte de una de las formaciones más recordadas del fútbol regional, que peleó mano a mano el ascenso con Mandiyú de Corrientes.

Tras su retiro, Luis Alberto Amorone eligió quedarse en Cipolletti, donde transmitió su amor por el fútbol y el club a su hijo, Maximiliano Amorone, conocido como “El Pato”, quien también dejó su huella en el club, pero como delantero. Juntos compartieron diferentes etapas como entrenadores en la institución.

Amorone formó parte de esa generación de defensores duros y combativos, junto al Indio Solari Gil, Rivarola y Rubén Acevedo, todos piezas claves de un equipo que marcó una época en el fútbol del Alto Valle.

Con su partida, Cipolletti pierde a uno de sus más grandes ídolos, pero su legado en el club y en el fútbol regional perdurará por siempre.