El Monumental se vistió de fiesta y de despedida. En una noche cargada de emoción, la Selección Argentina derrotó 3-0 a Venezuela con un Lionel Messi en estado de gracia, autor de dos tantos que hicieron delirar a todo el estadio. Lautaro Martínez, siempre presente en las grandes citas, completó la faena con su sello goleador.
La noche tuvo ese sabor histórico que solo Messi sabe generar. Desde el pitazo inicial, la albiceleste mostró su dominio, pero más allá de la táctica, lo que atrapó a todos fue la despedida silenciosa y emotiva del público. Cada mirada al capitán, cada aplauso y cántico, dejaba entrever la magnitud de la figura que se despedía del Monumental.
El primer gol llegó tras una combinación impecable entre mediocampo y delantero, con Messi definiendo con su sello inconfundible. En la segunda mitad, Lautaro sorprendió con una palomita que amplió la ventaja y encauzó la noche, y Messi cerró la cuenta con otro tanto que coronó la velada ante una Venezuela que resistió pero no pudo con el empuje de los locales.
Más allá del resultado, lo que se vivió fue una auténtica fiesta con matices de nostalgia. Cánticos, aplausos interminables y escenas de emoción que envolvieron al capitán. El Monumental, repleto y rendido a sus pies, se despidió de Messi como se merecía: entre gratitud, lágrimas y un reconocimiento absoluto a su legado.
Desde lo estrictamente deportivo, la victoria no modifica la clasificación, ya que Argentina había asegurado su pasaje al Mundial. Sin embargo, el valor simbólico de la jornada quedó en el recuerdo de todos los hinchas: fue una noche que resumió la grandeza de Messi y su conexión única con la camiseta albiceleste.
Ahora, la selección apunta a Guayaquil, donde enfrentará a Ecuador en la jornada siguiente de las Eliminatorias. Mientras tanto, el Monumental ya guarda en su memoria la última función de su número 10 en casa, un adiós con sabor a historia y emoción desbordada.