El Gobierno argentino reconoció que, además de no cumplir con la meta de acumulación de reservas, también se desviará de otra proyección incluida en el programa acordado con el Fondo Monetario Internacional. Esta vez, el aviso fue anticipado y se refiere al déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, un indicador clave que refleja el flujo de dólares en la economía por bienes, servicios, rentas y transferencias.
Según explicó el viceministro de Economía, José Luis Daza, el desequilibrio será significativamente mayor al previsto, llegando a un nivel cinco veces más alto que el 0,4% del PBI proyectado originalmente para este año. Aun así, el funcionario defendió la situación señalando que el desvío se debe a “buenas razones”, ya que se vincula con una recuperación de la economía más rápida de lo estimado.
“Un déficit del 2% en un país que crece al 6% es esperable”, argumentó Daza, quien compartió escenario en el foro económico del Instituto Internacional de Finanzas en Buenos Aires. En ese marco, aseguró que el Gobierno se siente cómodo con esta situación, ya que responde a una mayor inversión y consumo interno, más que a desequilibrios estructurales.
Daza también puso la situación en perspectiva regional, al remarcar que otros países de América Latina presentan déficits mayores pero con un crecimiento más modesto. “Vamos a seguir monitoreando el déficit de cuenta corriente, pero no lo vemos como un problema grave”, dijo.
Este nuevo aviso al FMI se suma a una serie de señales enviadas por el equipo de Luis Caputo, que busca sostener el apoyo financiero del organismo mientras flexibiliza algunos compromisos, en un contexto donde el Gobierno continúa recibiendo desembolsos clave para sostener su programa económico.