La Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas denunció que más de 1.000 palestinos fallecieron desde mayo al intentar acceder a ayuda humanitaria en la Franja de Gaza. Según el informe, la mayoría de las muertes ocurrieron cerca de centros de distribución de alimentos, donde las fuerzas israelíes habrían disparado contra civiles que buscaban comida en medio de la emergencia humanitaria.
El Ministerio de Salud de Gaza confirmó además que al menos 80 niños han muerto en los últimos días como consecuencia del hambre. La escasez de alimentos y medicamentos afecta a casi toda la población del enclave, donde viven más de dos millones de personas bajo un bloqueo prolongado y una ofensiva militar que lleva casi dos años.
Desde Israel, las autoridades aseguran que solo han realizado disparos de advertencia en los puntos de distribución de ayuda y acusan a Hamas de desviar la asistencia, aunque no presentaron pruebas concluyentes. La Fundación Humanitaria de Gaza, un contratista estadounidense vinculado a las entregas de ayuda, rechazó las cifras difundidas por la ONU y las calificó como “exageradas”.
El Programa Mundial de Alimentos advierte que la situación alcanzó “niveles de desesperación asombrosos”. Organizaciones médicas y humanitarias informaron que incluso su propio personal padece desnutrición, mientras se multiplican los casos de desmayos, infecciones y muertes por falta de alimentos y tratamientos básicos.
En paralelo, un grupo de 28 países occidentales emitió una declaración conjunta condenando “el suministro de ayuda a cuentagotas y el asesinato inhumano de civiles”. Israel y Estados Unidos rechazaron la acusación y atribuyeron la responsabilidad del conflicto a la continuidad de Hamas en el poder. La situación sigue escalando y los organismos internacionales advierten sobre un posible agravamiento de la crisis humanitaria.