La meningitis es la inflamación de las meninges, que son las membranas que recubren el cerebro, el cerebelo y la médula espinal y que desempeñan un papel importante en la protección y el funcionamiento adecuado del sistema nervioso central.
La meningitis bacteriana puede ser causada por distintos microorganismos, siendo el meningococo (Neisseria meningitidis) uno de los principales. Esta bacteria es la responsable de la Enfermedad Meningocócica Invasiva (EMI), que se caracteriza por la invasión del meningococo en el torrente sanguíneo (sepsis meningocócica) y la meningitis es la forma de presentación más frecuente.
El mayor problema que presenta la enfermedad es que sus primeros síntomas muchas veces no son atendidos debidamente porque son comunes a otras afecciones, por lo que la intervención médica se produce en forma tardía. Algunas de sus manifestaciones más frecuentes son fiebre, irritabilidad, cuello rígido, diarrea, somnolencia, rechazo a la luz, dolor de cabeza y náuseas o vómitos.
Hay 12 serogrupos de meningococo que se denotan por las letras A, B, C, W, X e Y. En la Argentina, según los datos publicados por el Instituto Malbrán, el serogrupo B es actualmente el más prevalente, representando el cien por ciento de los casos en menores de un año desde 2022. Respecto de la enfermedad meningocócica invasiva, en 2022 su incidencia aumentó en más de un cien por ciento con respecto al año anterior4 y la tendencia continuó en alta en 20233.
La meningitis bacteriana puede dejar secuelas irreversibles, tales como sordera, ceguera o problemas neurológicos hasta en el treinta por ciento de los niños que la padecen. El meningococo puede propagarse de una persona a otra a través de la saliva o las secreciones respiratorias, especialmente en situaciones donde hay un contacto cercano, como compartir utensilios, estornudar o besarse. Es por esto, y por su sistema inmune inmaduro, que los lactantes y niños menores de 5 años conforman el principal grupo de riesgo de contraer la enfermedad.
En tanto, GSK asume diariamente el compromiso con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su objetivo de poner fin a la meningitis para 2030. A través del desarrollo y la distribución de vacunas innovadoras, trabaja activamente para prevenir esta enfermedad devastadora y proteger a las poblaciones más vulnerables. La vacunación y la concientización son herramientas clave en esta lucha, contribuyendo a un futuro más saludable y libre de meningitis.