El Tribunal Supremo de Rusia prohibió hoy el movimiento LGBT en este país al considerarlo una “organización extremista”, a petición del Ministerio de Justicia.
La Justicia rusa no indicó si individuos u organizaciones específicas en Rusia se verían afectadas por el fallo.
El juez dictaminó “reconocer al movimiento público internacional LGBT y sus subdivisiones como una organización extremista y prohibir sus actividades en el territorio de Rusia”.
En un comunicado anunciando una demanda presentada a la corte semanas atrás, el Ministerio de Justicia sostuvo que las autoridades habían identificado “señales y manifestaciones de naturaleza extremista” por parte de un “movimiento” LGBTQ que opera en Rusia, incluyendo la “incitación a la discordia social y religiosa”, aunque no presentó detalles ni pruebas. En su fallo, la corte declaró que el “movimiento” era extremista y lo proscribió en Rusia.
La vista se celebró a puerta cerrada y sin representante de los acusados. Varios activistas de derechos han señalado que la demanda iba dirigida contra el “movimiento civil internacional LGBT”, que no es una entidad, sino una definición vaga y general que permitiría a las autoridades rusas perseguir a cualquier persona o grupo que se considere forma parte del “movimiento”.
“Pese al hecho de que el Ministerio de Justicia reclama designar como extremista a una organización inexistente, ‘el movimiento cívico internacional LGBT’, en la práctica podría ocurrir que las autoridades rusas, con este fallo judicial a mano, lo apliquen contra iniciativas LGBTQ activas en Rusia, considerándolas parte de ese movimiento cívico”, explicó Max Olenichev, abogado de derechos humanos y que trabaja con la comunidad LGBTQ+ rusa, en declaraciones a The Associated Press antes de que se emitiera el veredicto.
Algunos activistas LGBTQ han dicho que intentaron presentarse como parte en el proceso, alegando que afectaba a sus derechos, pero fueron rechazados por la corte. El Ministerio de Justicia no respondió a una petición de comentarios sobre la demanda.
El fallo del tribunal supremo es el paso más reciente en la represión de los derechos LGBTQ+ en Rusia que comenzó hace una década bajo el presidente Vladímir Putin, quien ha hecho de los “valores familiares tradicionales” la piedra angular de su régimen.