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Estuvo preso 21 días por error: Gendarmería confundió talco por cocaína y lo detuvo

El hombre pasó tres semanas detenido por un error tan garrafal como insólito: a principios de octubre, Gendarmería anunció a viva voz que detuvo en Mendoza a un hombre que viajaba en un micro de larga distancia con «2 kilos 444 gramos de cocaína», aparentemente escondidos en casi una veintena de envases de talco. Sin embargo, el miércoles 23 de este mes tuvo que ser liberado, dado que fehacientemente se trataba de talco y no de droga.

«Mucho talco, poco eficient-e», tuiteó la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el 6 de octubre, jugando con una marca del producto desodorante. Y detalló: «Un hombre intentó burlar un control en Mendoza, llevando más de 2 kg de cocaína ocultos en envases de talco dentro de un micro de larga distancia. Pero la Gendarmería lo descubrió rápidamente gracias a su nerviosismo y actitud sospechosa». Pero el juez Alberto Carelli echó por tierra el operativo antidrogas al contrastar la ausencia de las mismas, sobreseyó y liberó al hombre del talco.

Según supo Clarín de fuentes judiciales directas, la orden de liberación se basó en el resultado de una segunda prueba de laboratorio que quedó a cargo de otra fuerza de seguridad no involucrada hasta el momento, que fue la Policía Federal y que requirió la Fiscalía de Casos Sencillos, de la Unidad Fiscal de Mendoza. Los resultados demoraron dos semanas, que Acosta pasó en prisión preventiva, pero arrojaron resultado negativo. ¿Pero cómo empezó el fárrago?

Acosta, marplatense, se subió a un micro en Mendoza en los primeros días de octubre, pero no sabía que se llevaría un considerable mal viaje. Se dirigía hacia Buenos Aires, pero el micro de larga distancia en que viajaba fue detenido para ser requisado por el Escuadrón 64 de la Gendarmería, a pocos kilómetros de la capital mendocina, menos de 150, en la localidad de La Paz, en las inmediaciones de un peaje de la Ruta Nacional N°7.

«Como resultado de los controles, los funcionarios detectaron que un ciudadano transportaba dentro de sus pertenencias envases de talco para higiene personal«, informaba Gendarmería el miércoles 2 de octubre, en un comunicado oficial.

Y especificaba: «Ante la presencia de testigos, y con intervención de personal de la Unidad de Criminalística y Estudios Forenses, dependiente de la Agrupación XI “Mendoza”, se sometieron las sustancias a las pruebas de orientación de campo que arrojaron como resultado un total de 2 kilos 444 gramos de cocaína».

El comunicado de la fuerza de seguridad federal estaba munido, además de varias fotos en las que se observa una retahíla de 18 pomos de talco marca Rexona Efficient. A Acosta se lo encarceló en el penal de Cacheuta (Unidad Penitenciaria Federal N°32), por disposición de la Fiscalía Federal de Mendoza.

«¡La seguridad de nuestro país va un paso adelante de los delincuentes! Las hace, las paga», continuaba Bullrich.

Pero, con la investigación a cargo de Carelli, todo indicó que Acosta las pagó sin haberlas hecho, porque el miércoles 23 de octubre se determinó que cumplió prisión por error, porque lo que llevaba en los pomos, los dieciocho pomos, era efectivamente talco, a diferencia de lo que en principio había trasladado (poco eficientemente, parafraseando a la ministra) la Unidad de Criminalística y Estudios Forenses, dependiente de la Agrupación XI Gendarmería de Mendoza al Ministerio de Seguridad.

En las 24 horas posteriores de la detención, a Acosta se lo sometió a una audiencia judicial (que, según afirman a Clarín, fue con la presencia de un juez de Garantías) y se le dictó prisión preventiva hasta tanto se conocieran los resultados de una segunda pericia, por una fuerza no involucrada hasta el momento en el proceso. Los resultados demoraron dos semanas, y finalmente aclararon que no se trataba de cocaína.

Acosta denunció que, durante su estancia en prisión, le fueron robadas sus pertenencias y su familia dijo desconocer su paradero durante los primeros días luego de su detención.

La madre del detenido declaró al medio Sitio Andino: «Llamamos a todos lados; pedíamos la lista de pasajeros. Nadie sabía nada. Estuvimos dos días sin saber dónde estaba Maxi».

«Lo maltrataron. Hablaban de golpe al narcotráfico. No lo dejaban ir al baño, le robaron todas sus pertenencias, plata y su campera. Hablé con la fiscalía y me dijeron que lo iban a cuidar. Me mintieron. Después lo liberaron en plena ruta 7 y tuvo que pedir ayuda a un automovilista”, se quejó la mujer.

Su hijo había viajado a Mendoza ­–declaró ante el citado medio– en busca de trabajo, como por ejemplo la reventa de mercadería. Esa fue, aparentemente, la razón por la que Acosta se subió al micro con 18 pomos de talco. «Me contó que no le estaba yendo bien. Entonces le mandé plata para que viaje de nuevo a Mar del Plata». El error de Gendarmería demoró 21 días ese regreso.

Fuentes de la investigación incluso intentan encontrarle razones al error al considerar que el perfil de riesgo del detenido mostraba varias características coincidentes con los de una «mula» de transporte de drogas: según dejaron trascender, Acosta, habría pasado en Mendoza –donde no tiene domicilio ni familiares ni allegados– varios días en la calle luego de haber sido desalojado de una pensión, y también que habría estado un tiempo en un centro de rehabilitación.

https://twitter.com/PatoBullrich/status/1842911031107965167

Esos detalles más la llamativa carga que llevaba consigo, un bolso con 18 pomos con un polvo blanco, abonaban al discurso de «actitud sospechosa» que plantearon las autoridades.

También señalan desde la investigación que Acosta tuvo, paradójicamente, cierta fortuna: «Las pericias se realizaron muy rápido para los tiempos que se acostumbran en el ámbito judicial. Y también gracias al nuevo sistema acusatorio, porque si el caso se enmarcaba en el anterior, el muchacho se comía seis meses de calabozo».

«Se hizo un procedimiento —amplían— de manual, por las características de la carga y el nerviosismo del requisado. Se hizo con dos testigos presentes, que vieron el positivo del narcotest de Gendarmería, el cual no estaba vencido. También hay que notar que ese positivo inicial representaba, en apariencia, dos kilos de cocaína, no algo menor. Lo único que podría achacarse a las autoridades es que anunciaron con bombos y platillos el operativo y la detención sin tener la pericia definitiva».

Consultada por Clarín, la Gendarmería declara en la misma línea: fue un procedimiento rutinario, de manual, con los testigos correspondientes. El Ministerio de Seguridad, en cambio, no respondió a la consulta de este medio.

Ni bien llegaron las pericias confirmatorias a las manos del juez Carelli, Acosta fue liberado a plena noche, y asegura su familia que fue en medio de la Ruta Nacional 7, sin medios para continuar, semanas más tarde, su viaje de regresar a su casa del barrio Centenario, en el centro-oeste de Mar del Plata.

Tuvo que pedir ayuda a un automovilista, que lo alcanzó hasta la ciudad de Mendoza, donde dicen que durmió en la calle para luego ir a la fiscalía interviniente para recuperar su DNI. El juez decidió dictar el sobreseimiento de Acosta.

Por estas horas, la familia de Acosta evalúa iniciar acciones legales contra las autoridades por los prejuicios que tuvo que pasar.