Al menos cuatro personas murieron en Europa en medio de una intensa ola de calor que azota el continente desde principios de semana. Dos de las víctimas fatales se registraron en Francia, donde más de 300 personas debieron ser asistidas por bomberos por cuadros de salud vinculados a las altas temperaturas. La ministra de Transición Ecológica, Agnes Pannier-Runacher, confirmó que los decesos fueron consecuencia directa de enfermedades derivadas del calor.
En paralelo, España enfrenta una situación crítica por incendios forestales desatados en medio del calor extremo. Las llamas avanzaron con fuerza sobre la comunidad autónoma de Cataluña, especialmente en la comarca de la Segarra (Lérida), donde ya se reportan al menos dos fallecidos, miles de hectáreas destruidas y graves pérdidas en granjas y cultivos.
Medios internacionales como Euronews y RFI reportaron que los focos activos continúan fuera de control y que el número de víctimas podría aumentar con el correr de las horas. En algunas zonas, las temperaturas superaron los 42°C, lo que complica tanto el trabajo de los equipos de emergencia como la salud de los habitantes más vulnerables.
Las autoridades europeas mantienen el estado de alerta y advierten que la ola de calor se está desplazando hacia el norte del continente, con previsiones de impacto en Alemania en las próximas horas. El fenómeno vuelve a encender las alarmas por los efectos del cambio climático y los riesgos que conlleva para la salud pública y el ambiente.