La crisis económica golpea de lleno a las Fuerzas Armadas y se traduce en un éxodo sin precedentes: más de 2.200 efectivos ya pidieron la baja este año, de los cuales 234 pertenecen a la Armada, la más afectada. Con salarios que en algunos casos no llegan a los $600.000, las condiciones de servicio y la falta de proyección profesional expulsan a militares formados hacia el sector privado.
El ministro de Defensa, Luis Petri, convocó al almirantazgo para analizar la situación, en medio de fuertes críticas por la falta de soluciones a problemas estructurales como la crisis del IOSFA, el hospital Naval y la pérdida de recursos humanos altamente capacitados. Las autoridades reconocen que se trata de un fenómeno inédito en los últimos años y que podría duplicarse antes de fin de año.
La escala salarial publicada en el Boletín Oficial refleja los bajos ingresos en niveles de responsabilidad clave: un teniente de navío apenas supera el millón de pesos, mientras que un marinero de segunda percibe $590.214. Las cifras resultan aún más críticas al compararlas con ingresos de oficios civiles: un conductor de aplicaciones puede ganar lo mismo en pocas semanas, sin las exigencias y la disponibilidad permanente de la carrera militar.
Aunque la Armada es la que muestra mayor impacto, el éxodo también afecta al Ejército y la Fuerza Aérea. La salida de personal en todo el país compromete áreas de investigación, unidades de élite y capacidades estratégicas para la defensa nacional. Expertos advierten que revertir esta tendencia exigirá inversión presupuestaria, equipamiento y tiempo para formar nuevas camadas, en un contexto geopolítico cada vez más desafiante.