En el mes de la fertilidad C5N dialogó Gabriela Gutiérrez, investigadora del Conicet y fundadora de la startup Microgenesis, una creadora de un método innovador sin hormonas para mejorar la fertilidad femenina. El cual consiste en el análisis de ciertos marcadores de la microbiota para tratar las dificultades para lograr un embarazo.
Gutiérrez tiene más de 20 años de experiencia en inmunología reproductiva y epigenética, el estudio de cómo el ambiente y el estilo de vida influyen en la expresión genética y la fertilidad. Además, es licenciada en Biología y doctora en Ciencias Médicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Pero, ¿por qué es importante el sistema inmunológico y qué relación tiene con la salud reproductiva femenina?
Gutiérrez explicó que el sistema inmunológico «regula la respuesta de nuestro cuerpo a nuestro estilo de vida y nos adapta a cambios». En esa línea explicó que hace 50 años se creía que la fertilidad se ocupaba de controlar cómo el cuerpo reconoce y tolera el propio embrión, algo crucial para permitir la implantación y prevenir rechazo, pero «hoy se sabe que es la salud general la que regula cuando el cuerpo está preparado para concebir».
«El sistema inmune ha desarrollado el más eficiente sistema de defensa que podemos imaginar. La flora o microbiota actúa como la cúpula de hierro, ya que los microorganismos que viven en nuestro intestino, piel y mucosas dependen de que nosotros les demos de comer, pero ellos nos prestan su maquinaria para defendernos de otros patógenos y son los que entrenan al sistema inmune para mantenernos en un estado de salud», sentenció.
Sin embargo, cuando una persona no se nutre de la manera correcta o es deficiente, por ejemplo, cuando se utilizan muchos antibióticos o alimentos que incluyen en su producción junto con otros químicos «la cúpula se debilita generando una respuesta inflamatoria crónica que acelera el envejecimiento generando infertilidad».
El método desarrollado por Gutiérrez y otras científicas un test sin fármacos ni hormonas, el tratamiento mostró una eficacia del 75% en mujeres con fallos. Este método combina un diagnóstico epigenético y microbioma, que analiza cómo está el ambiente y el estilo de vida, «influyen en tu microbiota intestinal y reproductiva, esto revela el grado de inflamación silenciosa que afecta tu reloj biológico».
Ante esta inflamación crónica, se utilizan tratamiento para su corrección con «probióticos, nutrición personalizada y hábitos saludables que recuperan la edad biológica» de la paciente, junto a un acompañamiento durante el primer trimestre de embarazo.
Cada flora intestinal es diferente y en algunas, faltan microorganismos que, a la larga, tienen que ver con la fertilidad de una mujer. ¿Esto cómo ocurre? La licenciada explicó que «una dieta con base en ultraprocesados, o carente de fibra o proteínas, la proporción de ciertas especies de bacterias y ciertas levaduras se ve afectadas».
Por lo que «nuestros estudios demostraron que la cantidad total de bacterias en el intestino de mujeres con infertilidad está disminuida respecto a las mujeres que han logrado ser mamás. Y que esto está conectado con la pérdida de ciertas especies en la microbiota vaginal, ya que una es espejo de la otra. Cuando hay desequilibrio hay inflamación y aumenta el riesgo de trastornos como endometriosis, infertilidad o pérdida espontánea», sentenció.
Cada microbiota es diferente, como una huella dactilar, no hay dos microbiotas iguales, pero sí existen «equilibrios entre familias de especies claves para optimizar nuestra edad biológica. Podemos compartir el mismo desequilibrio, pero tu organismo va a reaccionar diferente que el mío porque somos biológicamente únicas».
El test vaginal que desarrolló permite detectar que probióticos usar para fortalecer las especies que están debilitadas y evitar que estén sobrecrecidas, esto sumado a «la personalización de suplementos y la actividad física de alto o bajo impacto que necesita cada una para preparar el cuerpo para el embarazo en un entorno inflamatorio apropiado».
Además de la alimentación, el entorno donde una persona crece, el impacto ambiental es «determinante» porque la exposición a «contaminantes, estrés, pesticidas y estilo de vida sedentario alteran el microbioma y disparan la inflamación crónica».
Por lo que «este entorno epigenético negativo puede acelerar la pérdida de calidad ovocitaria y endometrial disminuyendo la respuesta a los embarazos espontáneos, preservación de óvulos para postergación de la maternidad y a tratamientos de fertilidad».