Israel lanzó un ataque aéreo directo contra la sede de la televisión estatal IRIB en Teherán este lunes, en medio de una transmisión en vivo. El impacto interrumpió la señal del canal, obligando a la conductora Sahar Emami a abandonar abruptamente el estudio mientras caían escombros y polvo .

El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, justificó la acción afirmando que el edificio funcionaba como “autoridad de propaganda e incitación del régimen iraní” y que estaba encubriendo instalaciones militares bajo apariencia civil. Las Fuerzas de Defensa de Israel emitieron advertencias previas a la evacuación de residentes del distrito 3 de Teherán para minimizar víctimas civiles.

Medios iraníes informaron que, si bien no se registraron víctimas fatales inmediatas, al menos cinco personas resultaron heridas debido a la explosión y la caída de fragmentos. IRIB reanudó sus emisiones desde estudios alternativos unas horas después, mientras el régimen iraní aseguró que «la voz de la revolución islámica no será silenciada».

El bombardeo se enmarca en una escalada significativa del conflicto, que ya acumula más de 224 muertos iraníes y al menos 24 israelíes, producto de ataques cruzados con misiles y bombardeos selectivos contra infraestructuras militares y nucleares.

El golpe al centro de propaganda muestra una nueva dimensión de la guerra: no sólo bombardeos convencionales, sino también la fragmentación de medios clave del enemigo. En respuesta, Irán ha acusado a Israel de cometer un crimen de guerra y llamó a la comunidad internacional a intervenir.