El presidente Javier Milei volvió a apuntar duramente contra el periodismo argentino, esta vez a través de sus redes sociales, donde aseguró que “no odiamos lo suficiente a los periodistas”. En una serie de publicaciones, se preguntó si los trabajadores de prensa tienen “derecho a perseguir, hostigar y acosar a una persona para tener una respuesta», y denunció que estas prácticas se realizan «con total impunidad».

Para el mandatario, la irrupción de las redes sociales marcó un antes y un después: “Hoy no pueden extorsionar ni chantajear. Sus ingresos caen y por eso pegan”, expresó, acusando al periodismo de tener un “comportamiento depravado y violento”.

En lo que parece una campaña coordinada desde el oficialismo, el ministro de Economía Luis Caputo también se sumó a los cuestionamientos. A través de X (ex Twitter), replicó un video del periodista Jonatan Viale —quien compartió una encuesta privada según la cual el 81% de la población desconfía del periodismo político— y aseguró: “Esa encuesta no es otra cosa que un anticipo de lo que inevitablemente va a suceder a menos que el periodismo tome nota y cambie: es una profesión que tiende a desaparecer”.

Caputo, además, afirmó que «nada tiene que ver este gobierno» con ese descrédito, atribuyéndolo al «mérito propio» de los medios. No obstante, evitó referirse a los ataques sistemáticos que Milei y otros funcionarios libertarios lanzan contra periodistas y comunicadores críticos. Tampoco hizo mención al rol de figuras como Viale, quien semanas atrás quedó expuesto al aceptar que le guionaran una entrevista con Milei y permitir que el asesor presidencial Santiago Caputo interrumpiera la grabación ante una declaración comprometedora del jefe de Estado relacionada con la criptomoneda $Libra.

El episodio reaviva la tensión entre el gobierno libertario y los medios de comunicación, en un contexto donde el periodismo independiente continúa siendo blanco de ataques discursivos y campañas de desprestigio.