La Justicia santafesina autorizó este miércoles la cremación del cuerpo de Alejandra Marina “Locomotora” Oliveras, la exboxeadora que falleció el lunes tras permanecer dos semanas internada en el Hospital José María Cullen por un accidente cerebrovascular isquémico. El procedimiento estaba previsto para las 10 de la mañana, pero fue demorado por una denuncia que cuestionaba las causas de su muerte.
La presentación fue realizada por Aldo Parodi, ex campeón de fisicoculturismo, quien solicitó que se investigue una supuesta incidencia de anabólicos y esteroides, al considerar que podría tratarse de un “doping seguido de fallecimiento”. El fiscal Ignacio Orio, a cargo del caso, evaluó que no eran necesarias nuevas pericias y autorizó la cremación, al concluir que no había elementos suficientes para detener el proceso.
Luis Hilbert, abogado de los hijos de Oliveras, cuestionó con dureza la denuncia: “Entiendo que es una persona que yo denomino un denunciante serial. Lo que presentó es una denuncia falsa, inconsistente, imaginaria e inverosímil que no tiene fundamento alguno”. Aunque reconoció que la fiscalía debía actuar ante cualquier denuncia, consideró que el expediente carecía de sustento.
La familia de la boxeadora había solicitado que el cuerpo fuera cremado cuanto antes. Desde el martes, sus restos fueron velados en una sala de Santa Fe y, luego, trasladados a la Legislatura para que el público pudiera despedirse. Con la resolución judicial, finalmente se podrá concretar el deseo de sus seres queridos, en una ceremonia prevista en el Cementerio Municipal.
Alejandra Oliveras, cinco veces campeona mundial, tenía 47 años y una historia de vida marcada por la superación. Su legado excede lo deportivo: fue símbolo de lucha, de carisma y de compromiso social, valores que quienes la rodearon destacaron con emoción en su último adiós.