Ailén Lascano Micaz, oriunda de Viedma, ha logrado una hazaña impresionante al nadar durante 30 horas continuas en las frías aguas del lago Costanza, ubicado en la frontera entre Alemania, Suiza y Austria. Este notable logro no solo destaca su increíble resistencia y dedicación, sino también su pasión por la natación en aguas abiertas, una disciplina exigente y desafiante.
La travesía de Ailén en el lago Costanza comenzó en la madrugada del pasado sábado, cuando se sumergió en las aguas con temperaturas cercanas a los 15 grados Celsius. Solo un equipo de apoyo en kayak la acompañó durante todo el recorrido y Ailén demostró su capacidad para enfrentar condiciones extremas, manteniendo un ritmo constante a lo largo de las 30 horas de nado.
El entrenamiento previo a esta hazaña fue riguroso. Ailén se preparó durante meses, realizando sesiones diarias de nado en aguas frías y acondicionamiento físico especializado. Además, contó con el apoyo de su entrenador, equipo médico y nutricionistas que diseñaron un plan alimenticio y de hidratación para garantizar su rendimiento óptimo durante la travesía.
El lago Costanza, conocido por sus aguas cristalinas y sus paisajes pintorescos, se convirtió en el escenario perfecto para que Ailén demostrara su habilidad y fortaleza. La nadadora de 25 años recorrió más de 70 kilómetros, enfrentando no solo la fatiga física, sino también los desafíos mentales que implican una travesía de esta magnitud.
Al completar su nado, Ailén fue recibida con aplausos y vítores por parte de su equipo y de los espectadores que se congregaron en la orilla para celebrar su logro. En una emotiva entrevista, Ailén expresó su gratitud hacia todos los que la apoyaron y destacó la importancia de seguir sus sueños, sin importar cuán difíciles parezcan.
«Este logro es el resultado de años de trabajo duro y dedicación. Espero que mi experiencia inspire a otros a perseguir sus metas y a no rendirse nunca», declaró Ailén con una sonrisa de satisfacción.
La hazaña de Ailén Lascano Micaz no solo es un triunfo personal, sino también un motivo de orgullo para Viedma y para toda la comunidad de nadadores de aguas abiertas. Su historia es un recordatorio de que, con determinación y pasión, es posible superar cualquier desafío y alcanzar grandes logros.