Este jueves 8 de mayo de 2025, Robert Francis Prevost fue elegido como el 267º Papa de la Iglesia Católica, sucediendo a Francisco tras una intensa jornada de votación en el Cónclave. El nuevo pontífice, originario de Chicago y con nacionalidad peruana desde 2015, adoptó el nombre de León XIV, un símbolo de su renovada visión para la Iglesia. Su elección marca un hito histórico al convertirse en el primer papa nacido en Estados Unidos en los más de 2000 años de existencia de la institución.
Prevost, de 69 años, se destacó en su trayectoria como misionero agustiniano en Perú, un trabajo que lo acercó profundamente a la realidad de América Latina y lo preparó para asumir el liderazgo de la Iglesia en un contexto global marcado por la polarización. En su primer discurso, transmitido a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, agradeció a su predecesor, el papa Francisco, por su legado y compartió un mensaje de paz dirigido a todos los pueblos del mundo.

Uno de los aspectos destacados del discurso de León XIV fue su llamado a la paz, un mensaje que resonó con fuerza en un contexto mundial de tensiones políticas y sociales. «La paz es la base para una humanidad renovada y comprometida con la justicia», fueron algunas de sus palabras, haciendo eco de una de las preocupaciones más relevantes para la Iglesia en la actualidad. Además, en su intervención, el nuevo Papa ofreció un mensaje en español, reafirmando su cercanía con los pueblos de América Latina, especialmente con Perú, donde realizó una parte significativa de su labor pastoral.
La elección de Prevost también marca el ascenso de la Orden de San Agustín, a la cual pertenece, a la Sede de Pedro. Esta comunidad mendicante, fundada en 1244, tiene una vocación misionera que ha llevado a sus miembros a trabajar en más de 40 países. Prevost, como miembro de esta orden, destaca la importancia de la humildad y la cercanía en el trabajo pastoral, valores que, según él, son esenciales para afrontar los retos contemporáneos de la Iglesia.

La comunidad internacional reaccionó con sorpresa y esperanza ante la elección del nuevo Papa, especialmente en los círculos eclesiásticos. Se espera que su papado impulse un renovado énfasis en la pastoral inclusiva y en la cercanía con los fieles, conceptos que Prevost ya había abordado durante su tiempo como arzobispo y prefecto del Dicasterio para los Obispos.
En su camino hacia el Vaticano, Prevost dejó claro que su vocación se había forjado en la experiencia misionera en América Latina, un continente con el que mantiene una profunda conexión. En su discurso, también hizo referencia a los desafíos que enfrenta la Iglesia en tiempos de crisis, haciendo un llamado a la unidad y a la superación de las divisiones internas.
Finalmente, la ceremonia en la Plaza San Pedro, que marcó el inicio de su pontificado, estuvo cargada de simbolismo. León XIV restauró ritos papales que no se utilizaban en las ceremonias de Francisco, lo que añadió un componente visual de conexión con la tradición de la Iglesia. Su aparición desde el balcón fue un momento histórico para los miles de fieles presentes y para el mundo entero, que ahora espera el rumbo que tomará la Iglesia bajo su liderazgo.
