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Massa y Milei, sin margen para el error en un debate clave antes del balotaje presidencial

El candidato presidencial del oficialismo, Sergio Massa, y su contrincante de La Libertad Avanza, Javier Milei, afrontarán este domingo un desafío determinante antes de lanzarse al sprint final de la campaña proselitista, con vistas al balotaje que ambos disputarán el próximo domingo 19 de noviembre.

Massa, ministro de Economía de una Argentina con una inflación cercana al 150 por ciento anual, y Milei, «paladín» anti-sistema que terminó aliándose con el ex mandatario Mauricio Macri en busca de destronar al Gobierno peronista, protagonizarán este domingo un debate clave de cara al acto electoral que se avecina.

Se trata de un acontecimiento que podría inclinar el voto de quienes aún permanecen indecisos hacia un lado o el otro de las dos propuestas en pugna en el cuarto oscuro, de igual modo que persuadir -o no- a aquellos que planean darle la espalda a la convocatoria a las urnas para que revean esa postura y participen de los comicios, resistiendo a la tentación de salir de paseo en el penúltimo fin de semana largo del año antes de las Fiestas.

Massa y Milei se enfrentarán en un debate que planteará objetivos similares para ambos. En primer lugar, terminar de fidelizar a sus seguidores e intentar seducir al votante de centro y de perfil moderado que, en el tramo decisivo de actual campaña, volvió a toparse con el dilema de la «grieta» antes de unas elecciones presidenciales: un escenario que resurgió en el país especialmente tras el acuerdo que sellaron Macri y el fundador de La Libertad Avanza (LLA).

Pero además, tanto el candidato de Unión por la Patria (UxP) como el diputado nacional y economista libertario deberán mostrarse sólidos, convincentes en sus discursos y al mismo tiempo estables y aplomados emocionalmente, sobre todo el líder de LLA, por más efervescente que termine resultando la discusión que protagonizarán desde las 21 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Quien se equivoque y especialmente quien se enoje y muerda la banquina este domingo sin lugar a dudas saldrá perdiendo, en vísperas de unas elecciones en las que el voto que se decide en función de los sentimientos podría alcanzar una injerencia cardinal en el resultado del balotaje: pocas veces se ha visto en la historia reciente en la Argentina un escenario tan marcado por emociones como hartazgo, por un lado, y miedo, por el otro, antes de una convocatoria a las urnas.

Está claro, en este sentido, que Massa y Milei han contribuido en las últimas semanas al fortalecimiento de esta tendencia, a partir de discursos que incitan al susto, en el caso del aspirante presidencial oficialista y demás dirigentes de su espacio, o bien intentan fagocitar el «voto castigo» contra el Gobierno y el peronismo en general.

«Continuidad o cambio»: nueva estrategia libertaria
Es probable que en el debate de este domingo ambos se espeten comentarios en la misma dirección, es decir, buscando generar temor ante la posibilidad de que la Argentina se someta a un «salto al vacío» con Milei eventualmente como jefe de Estado, o bien tratando de azuzar la sensación de cansancio que florece en un sector de la sociedad hacia la política tradicional y arengando a impulsar un «cambio», como insisten en filas de LLA, sobre todo después del pacto con Macri: un trato electoral que supuso, por cierto, un maquillaje discursivo entre los libertarios.

Ese ligero viraje estratégico quedó en evidencia en el debate de la semana pasada entre los candidatos a vicepresidente: Agustín Rossi, por UxP, y Victoria Villarruel, de LLA, que trabajó mucho el concepto de «continuidad o cambio» durante su exposición. Y dicho sea de paso, la compañera de fórmula de Milei largamente se erigió como la vencedora de su pulseada contra el jefe de Gabinete de la Nación. Con lo cual, Massa deberá asumir este domingo el desafío adicional de enmendar la pálida imagen que dejó Rossi en los estudios del canal de televisión Todo Noticias (TN).

Otros aspectos para tomar en cuenta: en el caso de Massa, habrá que ver si chicanea o no a Milei por su idea de «casta» y su aparente determinación para combatir a la política tradicional y sus privilegios, después de su fallida asociación con el gremialista gastronómico Luis Barrionuevo primero, un fiel exponente de la burocracia sindical argentina, y de su reciente vinculación con el ala dura del PRO, con Macri y la ex candidata presidencial de Juntos por el Cambio (JxC) Patricia Bullrich a la cabeza.

En este sentido, si bien el acuerdo con el macrismo da la sensación de que robusteció la figura de Milei, a juzgar por distintas encuestas sobre intención de voto, un trabajo de la consultora Ad Hoc sobre conversaciones en redes sociales en la Argentina con miras a la segunda vuelta electoral indicó que el «concepto casta se le volvió en contra» a Milei y «fue usado por las comunidades cercanas al oficialismo para criticar su alianza» con los «halcones» del PRO.

«Estamos ante una elección profundamente emocional», resaltaron también los especialistas de Ad Hoc, que agregaron que, en este escenario a todas luces peculiar, tanto para Massa como para Milei «justificar por qué no hay que votar al otro es más fácil que fundamentar el voto propio». Indicaron, además, que durante octubre pasado se registró un «incremento del volumen de la conversación de ambos» de cara al balotaje, aunque ese aumento «se explica, en mayor medida, por el crecimiento de menciones negativas en los dos casos».

A su vez, está por verse también si este domingo Milei simplemente sobrevuela los recientes escándalos que sacudieron al oficialismo o bien se lanza a la carga y embiste contra Massa después de que estallara el caso de espionaje ilegal financiado supuestamente con dinero público que tiene al funcionario de la agrupación ultra-kirchnerista La Cámpora Fabián «Conu» Rodríguez al tope de la nómina de involucrados.

Y un aspecto más para tomar en cuenta con vistas al debate: cuántos guiños ensayarán Massa y Milei hacia el interior del país, hacia el sector productivo nacional por fuera de la provincia de Buenos Aires y, especialmente, apuntando la mira en Córdoba, un distrito que, como ocurrió en 2015 -para ungir a Macri como presidente-, puede volver a ser determinante este año. Desde allí levantó su voz en los últimos días el «Gringo» Juan Schiaretti, para fustigar al líder del Frente Renovador.

Asimismo, en las elecciones generales del 22 de octubre pasado Schiaretti, como aspirante presidencial de Hacemos por Nuestro País, obtuvo casi 1,8 millones de sufragios (1.784.315 en total): ese universo de moderados y votantes «anti-grieta» en general se convirtió ahora en la pecera de la que buscan nutrirse ambos contrincantes en el balotaje. De todos modos, una fuente del llamado peronismo federal dijo a Noticias Argentinas que el saliente gobernador de Córdoba está dando «señales concretas» que demuestran que quiere que pierda Massa frente a Milei.

Lavagna sí, pero no tanto…
La misma fuente indicó que si bien el experimentado economista Roberto Lavagna está dispuesto a acompañar un eventual «gobierno de unidad», en el caso de que finalmente gane UxP las próximas elecciones, no está trabajando de momento en proyecto alguno para presentarle a Massa, llegado el caso de que se imponga en el balotaje: «Eso que salió publicado no es cierto», sostuvo.

Se espera que luego del debate en la UBA Massa enfoque sus energías en el conurbano bonaerense, donde necesita amplificar su base electoral y claramente cuenta con las herramientas necesarias para intentarlo, al igual que en el norte del país, tras su reciente visita a esa región. En el caso de la zona central de la Argentina, el candidato presidencial del oficialismo también necesitaría fortalecerse, pero claro, allí afronta una misión más compleja en tal sentido, debido al voto refractario hacia el mundillo kirchnerista y el peronismo nacional, sobre todo en Córdoba.

Su esfuerzo por mostrarse como una alternativa política superadora al kirchnerismo y al actual Gobierno -que él mismo integra y ayudó a concebir en 2019-, insistiendo en que él también propone «un cambio», no estaría -a priori- rindiendo los frutos deseados en la franja central del país para UxP. Mientras tanto, Massa se mantiene firme en su intención de impulsar una «campaña de pánico» contra Milei, más que de miedo, y apelar al «voto susto», una estrategia que sí le resultó exitosa en vísperas de las elecciones generales del mes pasado, al obtener un inesperado triunfo.

Finalmente, con vistas al balotaje propiamente dicho después del esprint final de la campaña electoral, si bien más de seis de cada 10 ciudadanos se expresaron en las urnas en favor de un «cambio» el 22 de octubre y hoy Milei lidera -nuevamente- algunas encuestas sobre intención de voto, el feriado del próximo lunes 20 de noviembre por el Día de la Soberanía Nacional constituye un factor de incertidumbre adicional con vistas al acto electoral del domingo que viene.

Para la misma fecha del año pasado, más de 1,4 millones de personas salieron a recorrer el país durante ese fin de semana largo, según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). En esta ocasión, pese a un expreso pedido de la Cámara Nacional Electoral para que se traslade el feriado del lunes 20, en busca de achicar los márgenes de ausentismo en el balotaje del domingo 19, el Gobierno le bajó el pulgar a esa posibilidad.

En el oficialismo entienden que quienes se sienten desanimados de ir a votar encuentran motivos adicionales para darle la espalda al acto electoral sabiendo que tendrán asueto el lunes siguiente, si es que planean irse de paseo. De igual manera, consideran en filas de UxP que se trata este de un universo mayoritariamente de ciudadanos de clase media o media alta que, en el caso de concurrir a las urnas, podrían inclinarse más por la propuesta de derecha que encabeza el libertario Milei.

En una segunda vuelta electoral, en la que cada voto suma de un lado tanto como resta del otro, sea cual fuera la cantidad de gente que finalmente opte por disfrutar del fin de semana largo lejos de los centros de sufragio, esa decisión también podría influir en el resultado de los comicios, no solamente la economía, la espiral inflacionaria en la Argentina o las polémicas en torno a la compraventa de órganos, la libre portación de armas y/o la eventual transformación de los clubes de fútbol en sociedades anónimas deportivas si gana Milei, como se discute por estas horas.

NA