“Me formé gracias a haber pasado por las universidades públicas de la Argentina”, afirma con orgullo Elio Maximiliano Ortiz, genetista nacido en Allen, Río Negro, que con 41 años protagoniza uno de los descubrimientos más relevantes en el ámbito científico: en una expedición en la Antártida, comprobó que ciertos microorganismos extremófilos pueden producir su propia agua y energía, permitiéndoles sobrevivir en condiciones extremas.
Ortiz se graduó como licenciado en Genética en la Universidad Nacional de Misiones y luego completó su doctorado en Ingeniería Genética en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es investigador en la Universidad de Clemson, Carolina del Sur, Estados Unidos.
En una entrevista con el equipo del programa Estamos al Día por LU19, Ortiz contó su recorrido académico y profesional, marcado por su esfuerzo y la crisis de la ciencia en Argentina. En 2017, tras doctorarse, debió emigrar por los recortes a la investigación científica en el país: “En ese momento era becario del CONICET y, como en los ’90, a los científicos les decían que se vayan a lavar los platos. Yo también fui víctima de eso y no me quedó otra que irme. Mi cerebro y yo nos decidimos fugarnos”, relató.
Comenzó su carrera internacional en la Universidad de Pretoria, Sudáfrica, donde trabajó hasta 2020, y desde 2021 se desempeña en Estados Unidos. “Sudáfrica me abrió las puertas cuando en Argentina se cerraban”, destacó. Sin embargo, valoró profundamente su formación pública: “La universidad pública me cambió la vida. Fui a la UBA, trabajé en el INTA, hice todas las becas. Me dieron la oportunidad de formarme en lo que hago, pero yo me quería quedar en Argentina”.
El descubrimiento en la Antártida, que forma parte de sus investigaciones sobre organismos que sobreviven en ambientes hostiles, tiene aplicaciones potenciales en biotecnología, astrobiología y exploración espacial.
La historia de Ortiz es un ejemplo de talento formado en la educación pública argentina y también un reflejo de los desafíos que enfrenta la ciencia en el país. “Sabía que estudiar me iba a abrir las puertas del mundo, aunque eso implicara renunciar a muchas cosas. Aposté al conocimiento y a la educación pública”, concluyó.
Imagen Gentileza