En su discurso por la celebración del 25 de Mayo en Córdoba el presidente Javier Milei reiteró su promesa de avanzar “en una reducción significativa de impuestos, empezando por el impuesto PAIS, un impuesto extorsivo que atenta contra la producción y el crecimiento económico”.
El presidente inscribió su promesa en el anuncio sobre la creación de un “Consejo de Mayo” que integrarán un representante del Gobierno Nacional, uno de las provincias argentinas, uno de la Cámara de Diputados, otro de la cámara de Senadores, uno de las organizaciones sindicales y uno del empresariado argentino y que tendrá como tarea “trabajar en los proyectos de ley que materializarán los principios adoptados en el acuerdo de Mayo”.
De hecho, ayer viernes, en un acto en la sede de la Sociedad Rural, en el cierre de la edición número 81 de una exposición ganadera (Angus de Otoño Indoor, organizada por la Asociación Argentina de Angus, AAA) Milei ya había prometido que eliminará el impuesto PAIS y las retenciones a las exportaciones y que levantará el cepo cambiario.
El tercer tributo que ya prometió bajar Milei es el impuesto a los débitos y créditos bancarios, más conocido como “impuesto al cheque”.
Después del rebote
El lunes pasado, en una entrevista al canal LN+, el presidente había dicho que para recortar impuestos esperaba un rebote de la actividad económica, y mencionó el impuesto PAIS (acrónimo de Para una Argentina Inclusiva y Solidaria, como buscó embellecerlo el gobierno de Alberto Fernández, que lo creó a pocos días de asumir y tuvo veloz sanción del Congreso). Ese tributo es la llave maestra del cepo cambiario, pero también el que ha sostenido la recaudación impositiva del primer cuatrimestre de este año, en la gestión Milei.
De hecho, un estudio del economista Marcelo Capello, del Ieral de la Fundación Mediterránea, muestra que entre enero y abril la recaudación del impuesto PAIS fue de lejos la que más aumentó.
Peor aún, el segundo impuesto cuya recaudación más aumentó fueron las retenciones (esto es, un impuesto a las exportaciones) y el tercero los aranceles a la importación.
De hecho, esos fueron los únicos tres impuestos cuya recaudación aumentó en términos reales (esto es, más que la inflación) en el primer cuatrimestre de este año.
Nación y Provincias
Esos tres tributos tienen una característica común: no se coparticipan con las provincias, que así sintieron de pleno la caída de la recaudación del resto de los impuestos, desde el IVA cuya variación fue -2,1%, pasando por el impuesto al cheque (-11,8%), hasta el desplome de la recaudación de tributos más ligados al nivel de actividad y la coyuntura económica general, como Internos (-18,7%), Seguridad Social (-22%) Combustibles (-35,8%), Ganancias (-35,9%) y Bienes Personales (-67,5%).
Ese esquema tributario hizo a su vez que entre enero y abril, mientras la recaudación que queda en manos del gobierno nacional se redujo, descontada la inflación, un 10,1%, aquella con destino a las provincias se derrumbó más del doble: 22,9 por ciento.
El impuesto al cheque, creado como un tributo de emergencia durante la gestión de Domingo Cavallo, lleva más de 20 años de aplicación. En la entrevista televisiva del lunes pasado, Milei había dicho: “Cuando se recupere el PBI tengo dos opciones: aumentar el gasto o bajar impuestos. ¿Qué voy a hacer? El gasto no lo voy a subir”.
Claro que en tal caso, a menos que efectivamente se produzca un rebote de la actividad económica, la reducción de impuestos dañaría seriamente lo que fue hasta ahora el pilar de la política económica del gobierno para reducir la inflación: el superávit fiscal.