Alejandra “Locomotora” Oliveras falleció este lunes a los 47 años, luego de varios días internada en grave estado tras sufrir un ACV isquémico. La ex boxeadora murió en el Hospital José María Cullen, en la ciudad de Santa Fe, donde permanecía internada desde el 14 de julio. Su muerte fue confirmada en la tarde de este lunes, luego de un delicado proceso en el que su evolución se había mantenido estable pero sin mejoras sustanciales.
Considerada una de las grandes figuras del boxeo femenino argentino, la jujeña dejó un registro de 33 victorias (16 por nocaut), tres derrotas y dos empates en 38 combates. Dueña de seis títulos mundiales en cinco categorías distintas, fue la primera mujer en alcanzar un récord Guinness en la disciplina. Su histórica pelea frente a Marcela “La Tigresa” Acuña en 2008 quedó marcada por la polémica, tras perder el cinturón supergallo del CMB.
Oliveras también fue reconocida por su historia de vida. En distintas entrevistas había contado su dura infancia atravesada por la pobreza, el hambre y la violencia de género. Relató haber trabajado desde los 7 años y cómo esa realidad la impulsó a pelear, primero por supervivencia y luego por superación. “Me faltó todo, pero nunca amor”, decía.
En sus inicios, peleaba con guantes prestados. Solo pudo comprar los propios después de haber ganado un título mundial. En 2015 logró su meta de consagrarse campeona en cuatro categorías distintas, un hito que la llevó a obtener un récord mundial. En febrero de este año, fue distinguida como la primera mujer en ingresar al Salón de la Fama del Boxeo Sudamericano.
La Locomotora también se convirtió en una figura de referencia para jóvenes en situación de vulnerabilidad, colaborando con fundaciones que trabajan con chicos en recuperación de adicciones. “Lo mío fue boxear para salir de todo lo malo”, recordaba. Fue entrenada por Amílcar Brusa, el mismo técnico que llevó al éxito a grandes figuras del boxeo nacional.
Su fallecimiento deja un vacío profundo en el mundo del deporte argentino. Alejandra Oliveras no solo fue una campeona sobre el ring: su lucha, dentro y fuera del cuadrilátero, la convirtió en un símbolo de esfuerzo, resiliencia y orgullo nacional.
