La noche del partido por Copa Sudamericana 2025 entre Independiente y la Universidad de Chile terminó empañada por una ola de violencia en el estadio Libertadores de América–Ricardo Enrique Bochini. Más de 350 hinchas chilenos fueron detenidos por la Policía tras protagonizar una serie de disturbios desde la tribuna visitante.
El conflicto comenzó en la Pavoni Alta, cuando desde el sector de la «U» comenzaron a arrojar butacas, piedras y una bomba de estruendo hacia la parcialidad local, lo que derivó en una batalla campal. Además de las agresiones, se reportaron daños materiales: baños vandalizados, butacas arrancadas y focos de incendio en las gradas.
El encuentro debió ser suspendido en el segundo tiempo por razones de seguridad, mientras las fuerzas policiales desplegaban un operativo especial para aislar a los responsables y evitar una escalada mayor del conflicto.
Los detenidos fueron trasladados a Puerto Madero, donde permanecen demorados para ser identificados uno por uno. El objetivo del procedimiento es establecer responsabilidades individuales y avanzar en posibles sanciones judiciales y deportivas, que incluirían la prohibición de ingreso a eventos en Argentina.
Las autoridades analizan en conjunto con Migraciones y la Conmebol el alcance de las sanciones que podrían imponerse. Mientras tanto, las imágenes de los incidentes recorren medios de Argentina y Chile, generando repudio social y político.
Lo que debía ser una fiesta del fútbol sudamericano terminó en una noche caótica que puso en riesgo la integridad de miles de personas y dejó un saldo preocupante para el deporte.