Junto con la celebración de su siglo y medio de vida, a lo largo del cual tuvo treinta presidentes, la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Ancefn), creada por el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan María Gutiérrez, el 26 de Marzo de 1874, eligió por primera vez como presidenta a una mujer: la matemática Alicia Dickenstein.
“Me postulé después de mucho pensarlo y a pedido de numerosos colegas –confiesa la científica–. Tengo muchos compromisos académicos para este año, pero pienso que esta institución tiene un rol importante, que es el de opinar, asesorar y efectuar recomendaciones referidas a temas de política científica, además de consolidar acuerdos nacionales e internacionales que contribuyan al desarrollo de la ciencia nacional en interacción con otros países. Confío en que, con el resto de la comisión directiva, podremos colaborar en esa tarea”.
Ganadora del Premio L’Oréal-Unesco Por las Mujeres en la Ciencia (en su edición 2021), que se otorga a una investigadora por continente, cinco de cuyas laureadas fueron distinguidas luego con el Nobel (Christiane Nüsslein Volhard, Ada Yonath, Elizabeth Blackburn, Jennifer Doudna, Emanuelle Charpentier), Dickenstein es reconocida internacionalmente “por sus trabajos excepcionales a la vanguardia de la innovación matemática, aplicando la geometría algebraica al ámbito de la biología molecular”, como destacó el jurado en esa oportunidad. Utiliza herramientas de álgebra y geometría en el estudio de redes de reacciones bioquímicas para entender la señalización celular; en particular, las cascadas enzimáticas.
Nació en el barrio de San Cristóbal, CABA, cursó la secundaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires, pero recuerda que al finalizar no sabía muy bien qué carrera elegir. Decidió probar con un test de orientación vocacional y, a sugerencia de la psicóloga que se lo tomó, Élida de Gueventter, que detectó en ella mucha facilidad para el razonamiento abastracto, optó por la «reina de las ciencias».
Sus comienzos no fueron fáciles. Su director de tesis, Miguel Herrera, falleció al terminar y quedó profesionalmente huérfana. “En ese momento, los años ochenta, no había Internet, no llegaban profesores visitantes, ni correo común, no se compraban revistas… Sabía poco de muchas cosas, pero no sabía mucho de nada. Finalmente, un día me di cuenta de que podía hacer de mi debilidad mi fortaleza. Pasé por áreas muy variadas. Trabajé en algo que se llama ‘residuos’ y en ‘teoría de discriminantes´ un tema de la matemática pura, pero que tiene aplicaciones, por ejemplo, en robótica”, recordó hace unos años.
Además de estos obstáculos, y a pesar de nunca pensó que había algo que los hombres pudieran hacer y las mujeres no, su hija nació a mitad de su doctorado y debió enfrentar los obstáculos usuales que pueden detener a las científicas. “Había desconfianza y reconozco que tuve que ir en contra del preconcepto de que las mujeres debían concentrarse en la casa –cuenta–. También, focalizarse mucho en algo era visto como un rasgo esencialmente masculino”. A pesar de eso, se convirtió en la primera directora mujer del departamento de Matemática de Exactas/UBA en un momento en que todos los profesores titulares eran hombres.
La Ancefn integra el Inter Academy Partnership (IAP), organización que agrupa a 150 academias de ciencias y medicina de todo el mundo, y es miembro de IANAS (Inter American Network of Academies of Sciences), que incluye 20 academias nacionales y tres academias regionales de América y el Caribe. Asimismo forma parte del Grupo de Afinidad S20 (Science 20), que representa los intereses en ciencia de los países integrantes del G20. Como parte de su función, promueve el interés por la ciencia, en particular en los niños y jóvenes, impulsando acciones en el Centro Cultural de la Ciencia (C3) y un premio junior para estudiantes de escuelas secundarias.
Acerca del valor de la Academia, destaca que “fue una de las instituciones que brindaron asesoramiento para el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que fue sancionado por ley en 2023. También fuimos aceptados como amicus curiae en el proceso que involucra a un investigador del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), aportando elementos científicos que muestran su correcto desempeño en el inventario de los glaciares del país, participa en publicaciones y analizó en profundidad el estado de las ciencias exactas, físicas y naturales en el país que se publicó en 2015”.
Y concluye: “Éste es un momento muy difícil para nuestro país y en particular, para el sistema científico. La Ancefn tiene una gran oportunidad de convertirse en un bastión de la defensa del sistema científico tecnológico a través de la difusión de las actividades de investigación y desarrollo, la articulación con otras instituciones y el asesoramiento al poder político”.
Dickenstein es profesora emérita de la Universidad de Buenos Aires e investigadora superior del Conicet, y miembro de la Sociedad Matemática y de la de Matemática Aplicada Industrial de los Estados Unidos, de la Academia Nacional de Ciencias Exactas y Naturales, y de la Academia de Ciencias de Córdoba, profesora honoris causa del Royal Institute of Technology de Estocolmo y doctora honoris causa de la Universidad del Sur, en Bahía Blanca. Fue vicepresidenta de la Unión Matemática Internacional (IMU) entre 2015 y 2018. Es autora, junto con su colega, Juan Sabia, de Matemax, un libro de matemática para chicos publicado en edición bilingüe español-inglés.