Por Nicolás Bustamante
Todos desconfían de todos, sufren o aprovechan la sobreexposición, hablan por atrás, se hacen operaciones, se acercan al líder, se cortan solos, se juntan en «bandas» y todas las semanas varios corren riesgo de quedarse afuera. El Gobierno de Javier Milei no tiene nada que envidiarle a la casa de Gran Hermano.
La irrupción de «Lule» Menem es la novedad de las últimas semanas. El hijo de primos y sobrino del ex presidente Carlos Menem es la nueva mano derecha de Karina Milei y el enviado del Gobierno Nacional para monitorear a un funcionario que según su entorno está cansado de negociar, fracasar y siempre a punto de irse: Guillermo Francos.
La Casa de Los Hermanos Milei está que explota cada dos o tres días. Esta semana se supo que Javier acusó de «hijo de puta» al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, por los aumentos de las prepagas. Así lo reveló Marcelo Bonelli en su columna semanal del diario Clarín. Pero no fue lo único que pasó en materia de agravios, dichos e incomodidades en público.
Federico Sturzenegger defendió los aumentos de las prepagas: «Es un reacomodamiento del desequilibrio». También se puso en contra de la CGT y los chicaneó por el primer paro general que le hicieron al Gobierno: «Se despertaron».
Otro que está «en el rincón» de la Casa es Federico Sturzenegger. Hace unos días, en la reunión que tuvieron funcionarios del Gobierno con la CGT para discutir, entre otras cosas, la homologación de las paritarias, el asesor Santiago Caputo le aclaró a los «gordos» de la central gremial que no tuvieran miedo de lo que dijera en público Sturzenegger, porque «ya no tiene el mismo peso frente a Milei». Les aclaró que las críticas que haga a los sindicatos sean vistas no como las de un miembro importante del Gabinete, sino como opiniones de un asesor a título personal. Con el transcurso de los días se supo que Milei mal a Sturzenegger porque lo considera culpable del conflicto con las prepagas. Cree que la desregulación que planteó en el Mega DNU no fue medida con inteligencia. Sturzenegger recibió las recomendaciones de los empresarios del sector para desregular, y eso lo puso en la mira del Gobierno al no saber controlar las consecuencias de esa medida avalada por la Presidencia.
Luis «Toto» Caputo. Le prometió a Milei que en abril ingresarían de la liquidación de la soja y de un mega acuerdo con el FMI los 16 mil millones de dólares que necesitaba para dolarizar la economía. No le fue tan bien.
Todos desconfían de todos. Toto Caputo fue a negociar con el FMI. Discute con el FMI una ampliación del actual crédito que llevaría el apoyo económico a unos 6 mil millones de dólares. Está un tanto desesperado porque él le prometió a Milei que conseguiría 16 mil millones y eso no está ocurriendo. Por eso también sondea a bancos privados de Estados Unidos para pedir un préstamo. Se reunió con el JP Morgan, HSBC NYC y Bank of America. Dentro de la comitiva está Leonardo Madcur, hombre clave del ex ministro de Economía, Sergio Massa, que iba a formar parte de las primeras reuniones con el FMI a modo de transición. En este preciso momento, siendo 20 de abril, no tiene sentido que Madcur siga formando parte de las reuniones, pero por alguna razón sigue ahí. Las preguntas que surgen son dos: ¿Qué hace ahí? ¿A quién responde ahora? Parece que nunca lo sabremos.
Victoria Villarruel esta semana zafó de la nominación. La vicepresidente se mostró «atada de pies y manos» para actuar frente a la suba de los salarios y la adjudicación de un aguinaldo que se aprobaron los senadores a mano alzada. Ya le pidió disculpas a Milei, quien entendió que no fue su responsabilidad y la mantiene perdonada de sus actos. Las palabras exactas del mensaje de Victoria a Javier habrían sido las siguientes: «Trabajo para vos y tu Presidencia. Que nada ni nadie nos desuna: vos sos el líder».
Uno que en cualquier momento se va es Eduardo Serenellini. Al ex conductor de LN+ primero le sacaron el escritorio para que no tuviera reuniones «inadecuadas» en su despacho y después directamente le vaciaron de muebles su espacio en la Casa Rosada. Esta semana le dieron un nuevo status dentro de la Secretaría de Prensa, a la par de los ministros, pero ya aclararon que tiene «escasa influencia» y que se debió a una simple cuestión administrativa. No lo ascendieron. Por ahora cobra un poco más y se mantiene allí porque tiene «buena relación» con el Presidente, pero avisan que ya le picaron el boleto.
La foto incómoda. «Lule» Menem fue a la reunión con Carlos Rovira para hacerle marca personal a Guillermo Francos. ¿Cuánto más durará el ministro del Interior?
La última de las «movidas» de la Casa de los Hermanos. Los gobernadores ya no confían en Guillermo Francos y están pidiendo que en sus reuniones haya alguien más influyente y con más llegada a Karina Milei. «La Jefa» ya tomó nota y envió a Eduardo «Lule» Menem, a quien mencioné en el principio de este artículo, para negociar junto a Francos antes el jefe político de Misiones, Carlos Rovira. La foto es incómoda. Francos es el representante del Gobierno, Rovira es el representante del gobernador Hugo Passalacqua y «Lule» es el representante de la secretaria general de la Presidencia, que es parte del Gobierno. O sea que Karina le puso marca personal a Francos en su reunión.
Lo dicho. Todos desconfían de todos.